por David Baizán | Tiempo de lectura aproximado: 10 Minutos

Monta tu home studio desde cero: el ordenador  ·  Fuente: Arturia

El DAW Tracktion ejecutándose sobre un PC de sobremesa  ·  Fuente: Tracktion

Los ordenadores Mac tienen cuentan con una gran comunidad de usuarios en el terreno de la producción musical  ·  Fuente: Arturia

Los ordenadores portátiles son más versátiles, y te permiten llevarte "tu estudio" contigo  ·  Fuente: Novation

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Como ya te dijimos en el primer artículo de este especial, el ordenador será el elemento principal de tu home studio, así que es importante elegir uno que cubra tus necesidades durante la mayor cantidad de tiempo posible y sin caer en el desaprovechamiento de recursos. Después de todo, ¿qué sentido tiene gastar más de lo que vas a utilizar?

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Así pues, lo primero que tendrás que determinar es el uso que le vas a dar. O dicho de otro modo, tendrás que preguntarte: «¿Qué música quiero producir?». Esta no es una pregunta menor a la hora de elegir ordenador, porque en función de la respuesta deberás optar por unas alternativas u otras. Si vas trabajar con muchos instrumentos virtuales (tendrán su propio artículo más adelante), lo recomendable es apostar por una máquina con un procesador potente y una cantidad consistente, aunque no exagerada, de RAM; en cambio, si lo que quieres es trabajar con, por ejemplo, grandes librerías orquestales, entonces el procesador será algo más secundario y la RAM cobrará mucho más protagonismo.

Ya tengo ordenador

Si ya tienes ordenador, es muy probable que te sirva para empezar a producir música, a menos de que sea muy antiguo o sus características sean muy limitadas. Pero incluso en esos casos, podrás instalar programas más antiguos y empezar a trastear. Y aunque no sea el ordenador idóneo, te puede valer para hacer algunas pruebas e ir familiarizándote con los procesos más básicos.

Si tu ordenador tiene menos de cuatro o cinco años, procesador Intel i3 o Ryzen 3 (o algo equivalente) y 8 GB de RAM o más, te será más que suficiente para tirar una buena temporada e ir aprendiendo. Después de todo estás empezando, y es poco probable que durante tus dos primeros años vayas a crear producciones excesivamente complejas o a hacerte cargo de proyectos exigentes. Y si resulta que eres un fenóneno y se da ese escenario, pues siempre podrás comprarte un ordenador mejor cuando lo necesites. Además, tampoco es mala cosa aprender a trabajar con ciertas limitaciones, porque es bien sabido que aguzan el ingenio.

¿Sobremesa o portátil?

El DAW Tracktion ejecutándose sobre un PC de sobremesa

Antes de lanzarte a comprar tu nuevo ordenador, valora cómo lo vas a utilizar. Si planeas usarlo siempre en la misma habitación, podrás beneficiarte de las ventajas de un sobremesa. Suelen ser más potentes, ofrecer mayores opciones ampliación de RAM y almacenamiento (al menos los PCs), y pueden ser considerablemente más baratos en igualdad de recursos. Si por el contrario quieres (o necesitas) trabajar en diferentes lugares, entonces tu apuesta debe ser un portátil, que lógicamente son más ligeros, pequeños y transportables.

Sea cual sea, intenta que tenga el mayor número de conexiones posibles. Los puertos USB nunca son suficientes a medida que se van añadiendo periféricos como interfaces de audio, controladores, discos duros externos y demás. Si es posible, elige un modelo con al menos dos o tres puertos USB 3.0, y si además tiene un puerto USB-C/Thunderbolt, pues mejor que mejor. Aunque este último tampoco es imprescindible a menos de que quieras conectar cierto tipo de periféricos que requieran de altas velocidades de transferencia.

¿PC o Mac?: la eterna batalla

Otra cuestión sobre la que tendrás que elegir es la plataforma en la que vas a trabajar. Como pasa con todo, cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Los PCs con Windows o Linux son más baratos y en muchos casos configurables y ampliables. Aunque de primeras no te recomendamos que optes por Linux a menos de que tengas una buena base de conocimientos informáticos y estés familiarizado con la plataforma. La oferta de software y periféricos es mucho más reducida que en Windows, aunque en los últimos años las cosas han mejorado bastante.

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Los ordenadores Mac tienen una gran comunidad de usuarios en el terreno de la producción musical

Por su parte, los Mac de Apple son máquinas que están más optimizadas de fábrica y que cuentan con algunas tecnologías y protocolos (como drivers de baja latencia) específicamente pensados para producción musical. Eso sí, son más caros y ofrecen muchas menos opciones de ampliación y reparación. Además, muchas, aunque no todas, de esas funciones ya incluidas en los Mac se pueden añadir a los PCs con algo de configuración y optimización adicional.

La elección de la plataforma es algo muy personal que depende más de tus preferencias y de tu forma de trabajar. Ninguna de ellas es objetivamente mejor que otra, aunque te encontrarás a mucha gente en internet, en los dos bandos, predicando lo contrario. Si prefieres una plataforma más abierta, configurable y económica, deberías optar por Windows (o Linux si sabes dónde te metes); y si prefieres un sistema más depurado y optimizado que te va a plantear menos trabajo de configuración y menos quebraderos de cabeza, aunque a cambio de un coste mayor, macOS debería ser tu plataforma.

Componentes y necesidades

A la hora de elegir un ordenador para montar un home studio, debes fijarte sobre todo en tres componentes: procesador, RAM y disco duro. El procesador es el cerebro del ordenador, así que cuanto más potente sea, más rápido realizará los cálculos y antes finalizará las tareas (esto es así casi siempre, pero también entran en juego otros factores). Por su parte, la RAM es el componente que determina cuántas tareas y herramientas se pueden ejecutar al unísono, así que cuanta más RAM tenga tu ordenador, más programas, utilidades y librerías podrás ejecutar al mismo tiempo. Por último, el disco duro se encargará de almacenar todo lo que tengas en tu ordenador. Sistema operativo, programas, plugins, sonidos, librerías, fotografías, vídeos, etc. A mayor capacidad, más contenido podrás almacenar. Lo habitual hoy en días es optar por un ordenador con una buena cantidad de almacenamiento, sin ser excesiva, y complementarla con discos duros externos.

Una vez que tienes claro para qué sirve cada uno de estos tres componentes, deberás determinar cuánto vas a necesitar de cada uno de ellos. Y para eso lo mejor es saber la cantidad aproximada y el tipo de pistas que vas a ejecutar en tu DAW o «secuenciador». Como ya hemos dicho en el artículo anterior, cada género musical tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, si quieres montar un home studio para grabar una pequeña banda, lo más probable es que vayas a trabajar sobre todo con pistas de audio, y que los instrumentos virtuales sean más bien un apoyo secundario. En cambio, si lo tuyo es la música electrónica, necesitarás ejecutar varios sintetizadores, cajas de ritmo y librerías al mismo tiempo. Aunque siempre podrás ir exportando pistas a audio si te vas quedando sin recursos.

Tipos de pistas y consumo de recursos

Los ordenadores portátiles son más versátiles, y te permiten llevarte «tu estudio» contigo

Los tipos de pistas con los que trabajarás en tu DAW se pueden clasificar en tres grupos principales: pistas de audio, pistas MIDI y pistas de instrumentos virtuales:

  • Pistas de audio: como su propio nombre indica, trabajan con audio «real», por lo general en formato WAV. Si quieres grabar una guitarra o una voz, o si quieres «rebotar» (exportar o convertir) una pista de un instrumento virtual a audio, necesitarás este tipo de pista. A día de hoy su consumo de recursos es bajo en relación a los ordenadores de que disponemos. Eso sí, ten en cuenta que algunos proyectos musicales pueden acabar conteniendo muchas de estas pistas, y que lo habitual es que todas o casi todas se procesen con efectos virtuales en tiempo real. Lo que aumenta el consumo de recursos.
  • Pistas MIDI: este tipo de pistas solo contienen información y se utilizan para «comunicarse» con otras pistas del propio DAW, otros programas o con hardware externo como sintetizadores y grooveboxes. El consumo de recursos para el ordenador es prácticamente inexistente ya que no contienen audio ni instrumentos o efectos virtuales.
  • Pistas de instrumentos virtuales: estas pistas ejecutan programas denominados plugins. Pueden ser sintetizadores, cajas de ritmo, samplers, librerías de instrumentos orquestales y acústicos, etc. La exigencia de recursos de este tipo de pistas suele ser alta (incluso muy alta), aunque dependerá de cada instrumento concreto. Lo habitual es que este tipo de pistas se acaben convirtiendo en audio para la mezcla, ya que es un formato más adecuado y moldeable para trabajar y menos exigente con los recursos del ordenador.

Entonces, ¿qué ordenador necesito?

Si fueses un profesional cuyos ingresos dependen de su ordenador de trabajo, seguramente optarías por una máquina con un procesador muy potente y hasta los topes de RAM y disco duro, y no necesitarías estar leyendo este artículo. Pero se supone que tú estás empezando, y es poco probable que vayas a abordar grandes proyectos o que tu música te reporte ingresos a corto y medio plazo (oye, ojalá sí). Así que vamos a volver al mundo real, en el que cuesta mucho esfuerzo ganar dinero, y a ayudarte elegir una máquina que te pueda ser útil sin castigar en exceso tu cuenta bancaria (o la de tus padres).

Con todo lo dicho hasta ahora, y tras decidir si quieres un sobremesa o un portátil, lo recomendable es que el ordenador de tu home studio tenga al menos un procesador Intel i5 o AMD Ryzen 5 con 16 GB de RAM, 512 GB de almacenamiento y el mayor número posible de conexiones USB 3 y USB-C. Eso si hablamos de ordenadores PC con Windows o Linux. Los Mac de Apple van un poco a su rollo, y desde hace unos años montan sus propios procesadores Apple Silicon. En ese caso, cualquiera de ellos te servirá, incluso modelos con 8 GB de RAM, ya que la arquitectura de los procesadores y la gestión de la RAM es ligeramente diferente en macOS. Aunque si quieres invertir en una máquina con la que trabajar unos cuantos años, deberías optar también por un Mac con al menos 16 GB de RAM y 512 GB de almacenamiento.

Estas son recomendaciones de carácter general para usuarios que empiezan. Si crees que vas a utilizar muchos instrumentos virtuales (o si son muy exigentes), un procesador Intel i7 o AMD Ryzer 7 te dará un extra de potencia que agradecerás. Y si vas a trabajar con grandes librerías de muestras, por ejemplo porque estés estudiando música y quieras hacer composiciones orquestales, estaría bien contar con al menos 32 GB de RAM y discos duros rápidos (SSD o de 7200 RPM en caso de ser mecánicos).

Y por hoy nada más. En el próximo artículo hablaremos de lo que es un DAW y de cuáles son los más populares y recomendables para cada situación.

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